¿Qué nos sucede al morir?

    Jehová Dios sabe lo que nos sucede al morir. Él nos enseña en la Biblia que, al morir, nuestra vida se acaba. La muerte es lo contrario de la vida. Cuando morimos, dejamos de ver, oír y pensar. Nuestros pensamientos y recuerdos también mueren. No tenemos un espíritu que siga viviendo en otro lugar. *

    El rey Salomón escribió que “los muertos no saben nada en absoluto”. Así que ni aman ni odian. Salomón también dijo que “no hay actividad ni planes ni conocimiento ni sabiduría en la Tumba” (lea Eclesiastés 9:5, 6, 10). Y Salmo 146:4 dice que cuando alguien muere “sus pensamientos” también mueren.

¿QUÉ DIJO JESÚS SOBRE LA MUERTE?

     Cuando su amigo Lázaro murió, Jesús les dijo a sus discípulos: “Nuestro amigo Lázaro se ha dormido”. Pero Jesús no quiso decir que Lázaro estuviera descansando. ¿Qué quiso decir? Lo explicó más tarde: “Lázaro ha muerto” (Juan 11:11-14). Así que Jesús comparó la muerte a un sueño profundo. Él no dijo que Lázaro estuviera en el cielo o con sus familiares que ya habían muerto. Tampoco dijo que Lázaro estuviera sufriendo en el infierno ni que se hubiera reencarnado en otra persona o en un animal. Más bien, era como si Lázaro estuviera en un sueño profundo. Otros textos bíblicos también comparan la muerte al sueño. La Biblia dice que el discípulo Esteban “se durmió en la muerte” cuando fue asesinado (Hechos 7:60). Y el apóstol Pablo escribió que algunos cristianos se habían “dormido en la muerte” (1 Corintios 15:6).

     ¿Creó Dios a los seres humanos para que murieran? No. ¿Cómo lo sabemos? Jehová creó a Adán y Eva para que vivieran para siempre con una salud perfecta. Además, los hizo con el deseo de vivir para siempre (Eclesiastés 3:11). A ningún padre le gusta ver que sus hijos se enferman y mueren. Del mismo modo, a nuestro Padre Jehová tampoco le gusta ver que nos enfermamos y morimos. Pero, si Dios nos creó para vivir para siempre, ¿por qué morimos?

¿POR QUÉ MORIMOS?

     Todo empezó en el jardín de Edén. Jehová le dijo a Adán: “Puedes comer de todos los árboles del jardín hasta quedar satisfecho. Pero no debes comer del árbol del conocimiento de lo bueno y lo malo, porque el día en que comas de él sin falta morirás” (Génesis 2:9, 16, 17). Ese mandato tan claro no era difícil de obedecer. Además, Jehová era su Creador y tenía el derecho a decidir lo que era bueno y lo que era malo. Si Adán y Eva obedecían a Jehová, demostrarían que respetaban su autoridad y que agradecían todo lo que él les había dado.

     Por desgracia, Adán y Eva decidieron desobedecer. Satanás le preguntó a Eva: “¿De veras les dijo Dios que no pueden comer de todos los árboles del jardín?”. Y Eva le contestó: “Podemos comer del fruto de los árboles del jardín. Pero, del fruto del árbol que está en medio del jardín, Dios dijo: ‘No deben comer de él; no, no deben tocarlo. Si lo hacen, morirán’” (Génesis 3:1-3).

    Entonces Satanás le dijo a Eva: “De ningún modo morirán. De hecho, Dios sabe que el mismo día en que coman de él se les abrirán los ojos y serán como Dios: conocerán lo bueno y lo malo” (Génesis 3:4-6). Satanás quería que Eva creyera que podía decidir por sí misma lo que era bueno y lo que era malo. Y también le mintió sobre lo que le pasaría si desobedecía. Él le dijo que no moriría, así que Eva comió del fruto. Después ella le dio del fruto a su esposo, y este también comió. Adán y Eva sabían que Jehová les había dicho que no comieran del fruto. Al comer, ellos decidieron desobedecer un mandato claro y razonable. Con su decisión, Adán y Eva demostraron que no respetaban a su amoroso Padre celestial. ¡No hay excusa para lo que hicieron!

    Seguro que Jehová se sintió muy decepcionado con Adán y Eva. Él era su Padre, y ellos demostraron que no lo respetaban. Imagine que usted se esfuerza mucho por criar a un hijo y a una hija. Pero ellos deciden rebelarse contra usted y hacen lo que quieren. ¿Verdad que le dolería muchísimo?

    Cuando Adán y Eva desobedecieron, perdieron la posibilidad de vivir para siempre. Jehová le dijo a Adán: “Polvo eres y al polvo volverás” (lea Génesis 3:19). Adán había sido creado del polvo, así que Jehová quiso decir que Adán volvería a ser polvo, como si nunca hubiera existido (Génesis 2:7). Cuando murió, dejó de existir.

    Si Adán y Eva hubieran obedecido a Dios, hoy seguirían vivos. Pero, al desobedecer, pecaron y con el tiempo murieron. El pecado es como una terrible enfermedad que hemos heredado de nuestros primeros padres. Así que morimos porque todos nacemos pecadores (Romanos 5:12). Pero Jehová nunca quiso que los humanos murieran. Por eso, la Biblia dice que la muerte es un “enemigo” (1 Corintios 15:26).

LA VERDAD SOBRE LA MUERTE NOS LIBERA

    Muchas religiones enseñan que los muertos siguen viviendo en otro lugar y que nosotros podemos ayudarlos. Por eso, cuando alguien muere, a veces sus familiares les dan dinero a los líderes religiosos para que oren por esa persona o le hagan una misa. Pero la Biblia enseña que los muertos no sufren ni están tristes. Nosotros no podemos hablar con ellos ni ayudarlos. Ellos tampoco pueden hablar con nosotros ni ayudarnos. Tampoco pueden hacernos daño, así que no debemos tenerles miedo. Sin duda, saber la verdad sobre la muerte nos libera de todas esas mentiras.

    Satanás usa las religiones falsas para engañarnos y hacernos creer que los muertos siguen viviendo. Por ejemplo, algunas religiones enseñan que cuando morimos una parte de nosotros sigue viviendo en otro lugar. ¿Enseña eso su religión, o enseña lo que dice la Biblia? Satanás usa esta mentira y otras muchas para apartar a la gente de Dios.

    Lo que enseñan muchas religiones sobre la muerte insulta a Jehová. Por ejemplo, algunas enseñan que los malos arderán para siempre en el infierno. Pero eso no es cierto. ¡Jehová nunca haría sufrir así a las personas! (Lea 1 Juan 4:8). ¿Qué pensaría usted de un padre que castiga a su hijo quemándole las manos? Seguro que pensaría que es muy cruel, y no querría ser su amigo. Satanás quiere que pensemos eso de Jehová.

    Algunas religiones enseñan que cuando morimos nos convertimos en espíritus. También dicen que debemos respetar a esos espíritus y hasta tenerles miedo, porque pueden ser amigos poderosos o terribles enemigos. Como mucha gente cree esa mentira, les tiene miedo a los muertos. Así que muchos veneran o adoran a los muertos en vez de adorar a Jehová. Pero recuerde que los muertos no pueden sentir ni hacer nada. Por eso, no debemos tenerles miedo. Jehová es nuestro Creador y el Dios verdadero. Solo debemos adorarlo a él (Apocalipsis 4:11).

    Saber la verdad sobre la muerte nos libera de las mentiras religiosas y del miedo a la muerte. También nos ayuda a entender mejor las maravillosas promesas de Jehová para el futuro.

Esperanza y consuelo

Cuando muere un ser querido

    La muerte de un ser querido produce una profunda pena y un dolor tremendo. En esos momentos poco puede consolar, y si algo puede aliviar es la confianza y esperanza que Dios da, y ¡cuán maravillosa es esa esperanza!

   Nuestro Creador se interesa profundamente en todas sus criaturas, su voluntad no es que la gente muera, cuando muere alguien tampoco es que Dios se la haya llevado, la Biblia asegura que con cosas malas, nadie puede probar a Dios ni él prueba a nadie” (Santiago 1:13), lejos de eso, Dios promete que "el último enemigo, la muerte, será destruido" (1 Corintios 15:26). (Ver ¿Qué nos sucede al morir?

   La Biblia enseña que, con el poder de Dios, una persona que ha muerto puede volver a vivir. Léalo usted mismo en su Biblia, en el evangelio de Juan 11:17-44. En este relato se nos narra como Jesucristo le devolvió la vida a su amigo Lázaro. Cuando Jesús llegó a donde vivía Lázaro, su hermana Marta le dijo: “Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto”, con estas palabras Marta mostró su confianza en el poder sanador de Jesús, pero Jesús seguidamente la consoló diciendo: “Tu hermano se levantará.” ¡Qué consoladoras serían aquellas palabras para Marta, y tanto más dichas por el Hijo de Dios! Pero no sólo se quedaron en palabras, aquel mismo día esas palabras tuvieron su cumplimiento, tras el clamor con voz fuerte de Jesús: “¡Lázaro, sal!”, el hombre que había estado varios días muerto volvió a la vida. ¡Imagínese cuánta alegría!

   Es cierto que ese milagro de Jesús ocurrió hace casi 2000 años, pero demostró que con el poder de Dios ¡los muertos verdaderamente pueden volver a vivir! Así Jesús mostró, en pequeña escala, lo que hará como Rey del Reino de Dios.

   Él, meses antes, prometió: “No se maravillen de esto, porque viene la hora en que todos los que están en las tumbas oirán su voz y saldrán” (Juan 5:28, 29). Las palabras de Jesús a Marta se cumplieron, ¿por qué dudar de sus palabras de que en el futuro, cuando el Reino de Dios gobierne la Tierra, “todos los que están en las tumbas oirán su voz y saldrán”? (Vea en jw.org el vídeo ¿Qué le pasa a la gente cuando muere?).

   En estos momentos de tanto dolor, además de encontrar apoyo en sus amigos y familiares uno puede apoyarse en Jehová Dios. Si uno se acerca a Jehová, el Dios de amor, puede experimentar las palabras de la Biblia: “Arroja tu carga sobre Jehová, y él te sostendrá (Salmo 55:22); además tenemos la seguridad de que Dios nunca rechazará “un corazón destrozado y aplastado” (Salmo 51:17). ¡La oración sincera al Dios Todopoderoso de verdad puede ayudar!

   Merece la pena descubrir más sobre cómo acercarnos a Dios. (Vea los vídeos ¿Escucha Dios todas las oraciones? Y ¿Por qué creó Dios la Tierra?)

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